DEFOE, DANIEL
Dichosos los que no han sentido, al menos una vez, mezclado con la rabia, el deseo de abandonar a sus padres, y a sus hermanos, y a su pareja, y a sus hijos. Dichosos los que no han sentido jamás el deseo de comenzar de nuevo, desde cero, a construir el mundo, para levantarlo correctamente, a imagen de algún ideal. Quizá a ellos leer este libro no les provoque una felicidad que, de todas maneras, posiblemente no necesitan. Al resto de nosotros, la noción de la isla desierta nos atrae oscuramente, y misteriosamente también la rechazamos. Porque la soledad absoluta es a la vez una tentación y una idea aterradora. ¿Quién en su sano juicio quisiera renunciar a la compañía de las demás personas, y a las comodidades de la vida moderna? Si morir es quedarse solo, como se ha dicho, ¿Quién quiere morir en vida? Y sin embargo quisiéramos saber cómo sería nuestra existencia al margen de los influjos, exigencias, ventajas, afectos y molestias que necesariamente nos trae vivir en compañía de nuestros semejantes.