QUEZADAS, JUAN CARLOS
En donde yo nací la cosa es muy curiosa: a nadie le importa mi apariencia. En cambio, en tu mundo algunos podrían confundirme con la toalla del perro (la verdad, me parezco más a la nada). Hay quien me llama presencia, visión o simplemente me conocen como lo inexplicable. Puedo atravesar paredes, conozco personalmente a las musas inspiradoras y soy capaz de hacer amistad con un bebé presumido. ¿Ya lo adivinaste? Pues sí, soy un fantasma.