LAMA, MARTA DE LA
Voces distantes. Imágenes distantes. Muchas de ellas tal vez perdidas para siempre; aferrándose apenas a la memoria de quienes las escuchamos y las vimos. Para los que no estuvieron ahí; el tamaño o la importancia de los involucrados en este libro puede parecer mínimo y hasta nulo; pero para muchos otros; las historias cuyas lejanas voces e imágenes quedan plasmadas aquí significarán recuerdos instantáneos. Algunos de ellos; por supuesto; referencias a los pasajes más significativos de sus vidas. Estamos hablando de uno de los periodos más importantes de la televisión mexicana: la historia del Canal 13; hoy perdida entre dos fuerzas enormes e implacables: las televisoras privadas. Por un lado; Televisa celebra los 50 años de la televisión mexicana ignorando olímpicamente a los canales que comparten esa historia por derecho propio. Por el otro TV Azteca; quien en su necesidad y derecho de establecer su propia historia ha dejado atrás lo que ocurrió en sus hoy instalaciones. Se dice que muchos archivos están perdidos y que muchos han sido borrados. Cierto es que no hay una clasificación específica y que no puede buscarse un material en forma rápida y expresa. Cierto es también que el gobierno mexicano no ha hecho nada para rescatar los archivos de la televisión que produjo durante más de 30 años; y que la mayoría de los programas a los que hace referencia este libro no son más que recuerdos. Así, se diluyen las voces de Luis G. Basurto; los deliciosos trabajos de Luis Spota; los discursos de Juan José Arreola, la llegada a la televisión de Víctor Trujillo, Ausencio Cruz y Andrés Bustamante, las delirantes narraciones de Antonio La Tota Carbajal y Fernando Marcos en el Mundial de España; las primeras grandes batallas de José Ramón Fernández, las noches de Luis Carbajo, las primeras pláticas de sexo en la televisión mexicana con Marta de la Lama, muchas entrevistas de Joaquín López-Dóriga, los interminables y todavía necesarios sábados de Jorge Saldaña... Leyendas y sobre todo momentos de pasión (porque hacer televisión es un asunto pasional) que ya no tienen manera de demostrar que existieron. Además, están los grandes (que ni siquiera saben que fueron maestros para muchos de nosotros). Aquí menciono antes que nadie a Sergio Romano, quien hacía una televisión inteligente, personalísima, en el que el más valioso activo mostrado en pantalla era la inteligencia... Toda esa televisión hoy ya no existe. Y hasta el momento, esta compilación es el único esfuerzo real por recuperarla, al menos para la memoria. Cabe aclarar en este punto que este libro se vive en dos etapas: la primera ocurre a principios de los años 90, cuando el entonces director general de Imevisión, José Antonio Álvarez Lima, a propuesta de los de la Lama, encargó su realización para conmemorar los 20 años de existencia del Canal 13 como televisora del estado. En aquel entonces, un equipo formado por Marta y Felipe de la Lama, Hilda Soriano y Carmen Aristegui, entre otros, se dio a la tarea encomendada. El libro no se editó en su tiempo. Y es hasta 1998 cuando Marta de la Lama lo reactivó presentándolo en una serie de entrevistas que le hice, y que se convirtieron casi en una sección de nostalgia semanal en el programa ¡Hola México!, de TV Azteca. La fuerza de esa reactivación condujo a Marta hasta la Editorial Porrúa, quien decidió convertirse en la casa editora de esta memoria. Además de las páginas originales, Y aquí estamos, en el año 2001, sin un museo de la televisión como los de Nueva York o Los ángeles. Sin haber puesto esos archivos a disposición de estudiantes, periodistas o historiadores. ¿Qué sucedió aquí? ¿Dejamos acaso que la ferocidad del tiempo y la necesidad del cambio enterraran todo este esfuerzo y lo confinaran, inclasificado, en largas hileras de material de video en bodegas que hasta el momento no han servido para darle nueva vida? Sin esos momentos de televisión, ¿cómo documentar adecuadamente nuestra propia historia? Lo que tienen en sus manos es una manera de recordar. Y de cobrar conciencia de la nueva y tal vez demasiado inmediata televisión. Es una forma de aproximarnos a lo que fuimos y lo que somos. ¿Rescataremos esa televisión algún día? ¿Entenderán los que pueden hacerlo que existen materiales que aún hoy podrían dar más audiencia que algunos nuevos productos (La Caravana, por ejemplo)? ¿No querría el Estado pelear por su acervo, reclasificarlo y retransmitirlo por alguno de los canales que aún le quedan? Tal vez, sólo tal vez, este libro sea la botella al mar de nuestra memoria. Y tal vez alguno de estos días nos espere un reencuentro generoso con este pedazo de nosotros mismos que hoy sigue siendo un hueco en las pantallas de nuestros televisores. Mientras tanto, bienvenidos al primer atisbo en años de ese arrebato pasional que se llamó alguna vez, con toda simpleza, Canal 13.