MAGAÑA ORESTES
Este libro surge de mi profundo interés por la difusión de lugares y leyendas de México. Creo que pocas son las ciudades que pueden presumir buenas leyendas o relatos sobrenaturales como las que tiene Puebla. Para empezar deben tener edificios vetustos, con puertas que crujen, techos altos e imágenes misteriosas que susciten la imaginación de las personas. Ni Guadalajara o Monterrey pueden presumir la mitad de las leyendas que tiene Puebla, porque sus habitantes destruyeron sus casas y calles coloniales para construir versiones nuevas de ciudades, con supermercados, fraccionamientos, clubes de golf, sin historia. Así en el norte desaparecieron sus leyendas, porque el diablo, los fantasmas y los duendes necesitan casas y lugares viejos para reproducirse y suscitar las historias que de generación en generación pasan nutriendo los mitos y leyendas de las ciudades. Puebla también es un lugar propicio para las leyendas porque es propio de la idiosincrasia del poblano el buscar significado a la existencia de las cosas, creando el mito y la necesidad de comunicárselo a todos los demás, comenzando con la familia y los amigos. Así, poco a poco, los poblanos lograron que casas, calles y callejones dejaran de ser edificaciones hechas por el hombre para convertirse en algo más: seres que, gracias a los relatos de la gente, han cobrado vida propia.