AMADEUS HOFFMAN, ERNST THEODOR
E. T. A. Hoffman fue muchos hombres, aunque también comprendió que dos hombres pueden ser, en realidad, uno mismo. Su obra abunda en ejemplos de ello, que a muchos parecen aterradores, pero que para él eran como la música, como los sueños, como el magnetismo, simplemente naturales. El personaje de una de sus historias sostiene que ?no sólo se sueña con viveza, sino que, como se puede observar con claridad, cae incluso en esa dulce ensoñación, esa cavilación soñadora, ese delirar sonámbulo; en pocas palabras: en ese extraño estado entre el sueño y la vigilia, que los espíritus poéticos consideran el momento de la verdadera concepción de las ideas geniales?. Es en ese estado en el que se desarrolla la obra de Hoffman. Ésta se propone a revelar esa realidad aparentemente oculta, cuya existencia apenas se sospecha por indicios inquietantes que pocos perciben y que su manifestación muchos prefieren ignorar. Realidad no tan evidente, que puede adivinarse en sueños, visiones, fantasmas, historias funerarias, maquinaciones científicas y arquitecturas secretas, que no prescinde de la vida cotidiana, sino que la conforma u le confiere sentidos ignorados. Hoffman quiso ser un músico imprescindible, y terminó siendo autor de cuentos que siguen renovando el asombro. Hubiera querido perpetuarse por sus composiciones musicales, pero continúa multiplicándose en lectores que, sin saberlo, al leerlo se convierten en víctimas de un sortilegio.