MONTOYA CARRASQUILLA, JORGE
A diferencia de las épocas antiguas, en que el enfermo terminal moría en casa, rodeado de su familia y del médico que lo asisitía , actualmente el paciente fallece de forma anónima, solitaria e impersonal en la habitación de un centro hospitalario, aun cuando la ciencia médica dispone de mejores fármacos y una numerosa cantidad de técnicas para atenuar la angustia de la persona moribunda.
Este libro se dedica al estudio del factor humano, la comunicación, la compañía y la solidaridad dirigidos a proveer los cuidados necesarios para el enfermo que está por concluir su existencia. El autor nos enseña a enfrentar el miedo a la muerte al asistir a aquellos que se encuentran en el trance de ir-muriendo, ya que trabajar con enfermos en fase final nos plantea preguntas fundamentales sobre la vida, la muerte y el significado de ambas.
Lo ideal es que el individuo fallezca como conviene a su propia historia personal y no en el abandono o la omisión de cualquier tipo de ayuda médica o familiar. El tener que morir implica un dolor que no puede ser aliviado como se hace con un dolor físico, y solo dándole una calidad de vida que abarque objetivamente todos los aspectos de la misma será posible atenuar en alguna medida el proceso de ir-muriendo una vez cumplidos los objetivos vitales.