CERVANTES SAAVEDRA, MIGUEL DE / CASTRO, AMÉRICO
La primera parte del Quijote salió a luz en 1605 y la segunda en 1615. Muy pronto la obra se hizo célebre y desde entonces hasta hoy ha seguido siéndolo. Al ir a hablar de ella se siente uno perplejo. Porque, ¿es en verdad necesario hacerlo? Mis amigos de la Editorial Porrúa han solicitado de mí este prólogo por haberme yo ocupado de Cervantes en varias ocasiones. Mas cada vez me parece más difícil, o cuestionable, aumentar la mole de lo dicho sobre el Quijote desde el siglo XVII. Bastante voluminoso es también lo escrito acerca de qué y cómo deba escribirse por quienes se ocupan de literatura sin ser creadores de ella. Unos sostienen que debemos partir de un sistema de principios teóricos, pues la literatura es algo en sí, un objeto para ser analizado lógicamente (algunos dicen científicamente). Otros proponen fundamentar los estudios literarios en la historia: datos filológicos, biográficos, conexiones sociológicas, etc. Hay, en fin, partidarios de la llamada crítica literaria o estética. ¿Han de prevalecer los criterios objetivos sobre los subjetivos? En torno a la relación u oposición entre ambos extremos se desenvuelve hoy un gran debate. No voy a entrar en él, sino a decir sencillamente unas palabras justificativas del rumbo seguido por estas páginas.