IKRAM ANTAKI
"Un día nos volvimos por fin un país ideal: instalamos la razón en lugar del delirio y el derecho en lugar del abuso, entendimos el papel unificador, dignificador, del Estado; protegimos la República, que es la madre, para poder amar la democracia, que es la hija; domamos las pasiones políticas y definimos y vivimos los valores comunes. Los maestros volvieron a ser los arquitectos, los húsares del país; el último mentiroso emigró a la Conchinchina y el último ladrón fue encerrado en el reclusorio. Dimos lugar y respeto al trabajo y entendimos que el conformismo puede disfrazarse de revolución. Despreciamos el recurso de la violencia."