CARLOS FUENTES
"En esta obra teatral, Donata y su criado, el Duque, habitan una casa que parece colapsarse. Ambos son ciegos, pero cada uno cree que sólo él lo está y que el otro ve; cada uno cree que el otro es su guardián, su lazarillo, su propiedad. Ambos esperan el regreso del marido de Donata, quien ha fijado con severidad las reglas de conducta de su casa y luego abandonó a los ciegos a las tentaciones de la libertad: convertirse en otro, librarse tanto de la indiferente ausencia como de la promiscua sospecha del señor."