HANNAH GOLD
"Ya no quedan osos polares en la Isla del Oso.
O, al menos, eso le dijo su padre el día que se trasladaban al Ártico, donde él iba a trabajar durante los siguientes seis meses.
Pero un atardecer, a April le parece ver una enorme silueta en el horizonte. Recortado contra el sol, algo se mueve. Sucede en un abrir y cerrar de ojos.
Algo grande que avanza a grandes pasos y totalmente inesperado.
April vuelve a parpadear.
Sea lo que sea, ya no está.
Pero podría jurar que acaba de ver un oso polar"-