IONESCO, EUGENE
En su primera obra, La cantante calva, se plantea ya el andamiaje sustancial de su teatro del absurdo: a través de un diálogo trivial, donde se reproducen todos los lugares comunes de la vida cotidiana, van penetrando los protagonistas en la gratitud de sus existencia y asumen la incomunicación entre ellos y con el mundo que les rodea.