MAQUIAVELO, NICOLAS
En la trama de La Mandrágora, el autor alía a representantes de toda la sociedad, desde el pícaro hasta el fraile, pasando por el burgués y aristócrata, en la empresa de corromper a la virtud que, cediendo al juego, se convierte en su mismo contrario. El vigor, la verdad humana de los personajes, despojados de toda idealización, son el contrapeso de la revelación de un mundo real en el que no pueden convivir lo bueno y lo sublime, un mundo irremisiblemente depravado en el que, a través del juego de las pasiones y los intereses, se derrumban las viejas escalas de valores y aparecen otras, sórdidas, pero activas y, en bien o en mal, renovadoras.