LEÓN CALIXTO, QUETZATL
Las nubes amenazan con una tormenta, el viento mece con fuerza desmedida los árboles, el cielo ha declarado que más vale guardar la distancia. Pero a la gallina Clotilda no le interesa. Ella, a pesar de que su cuerpo no fue diseñado para volar, tiene la mente bien puesta en los aires. Aunque no le sirvan lecciones ni catapultas, Clotilda sabe que ni el motor más poderoso eleva tanto como la determinación de un ave de corral.