JOSÉ GIL OLMOS
La relación entre políticos y brujos se remonta hasta el origen mismo de diversas sociedades alrededor del mundo. México no es una excepción y, tal como documenta José Gil Olmos, la serie de gobernantes proclives al susurro de la magia es larga. Las razones originales han cambiado desde el tiempo de reyes y reinas, emperadores, dictadores y señores feudales, pero incluso hoy los presidentes, gobernadores, mandos militares y hasta políticos menores acuden a pedir ayuda y protección a brujos, espíritus y chamanes. Figuras como Evo Morales, Hugo Chávez, Enrique Peña Nieto o Andrés Manuel López Obrador no sólo ambicionan ver el futuro, sino que aspiran a eliminar a sus oponentes o a volverse intocables durante su ejercicio público del poder. No desean ser legitimados, porque eso lo hace la democracia: quieren ser invencibles bajo el manto de lo sobrenatural. Prólogo de Julio Scherer García