PORRUA
Todas las naciones civilizadas tienen una cantera inagotable de leyendas y de historias antiguas, supremas expresiones de un arte sencillo e ingenuo. Los romances eran escritos por poetas o trovadores y los repetían los juglares en los salones de los alcázares de los castillos feudales, en los mesones y en las plazas públicas los días de feria. La tragedia de los siete infantes refleja el ambiente de aquellas, épocas de luchas, de pasiones, en que se debatían espíritus buenos y malos. Abundan tradiciones hispano-árabes de belleza insuperable y el dramatismo que sólo es comparable a las clásicas tragedias griegas; todo expresado en lenguaje grato y seductor. Lo que aquí se refiere no es ficción, hay un fondo real rigurosamente histórico que ocurrió, en líneas generales.