CAMILLERI, ANDREA
En estos ocho casos, descubrimos a un Salvo en plena juventud que, con idéntica intuición pero con bastante menos escepticismo, vive los momentos más apasionados de su relación con Livia, vigilado de lejos por Adelina con su natural desconfianza. En la comisaría, a su vez, asistimos a la entrada triunfal del inefable Catarella, Fazio es igual de avispado que hoy y no es difícil reconocer a Mimì Augello hipnotizado como siempre por tal o cual belleza; incluso despunta Pasquano, con su impenitente sarcasmo y su debilidad por los cannoli.