CONDE GABRIELA
Hoy he recibido un botellazo. Vino flotando muy despacio porque el mar estaba en calma. Era una botella de refresco y dentro traía un mensaje para mí. Como siempre. Estaba firmado por un cangrejo en apuros. Pero tardó tanto en llegar que, cuando lo leí, el cangrejo se las había arreglado solo.