En los ojos con que leo las descripciones de este capítulo flotan claramente las pirámides mayas, que se yerguen en la selva candente con el cúmulo de figuras en relieve, los jaguares y las culebras, y aun me parece sentir que fue esa ardiente luz del sol lo que convirtió a la civilización maya en las piedras en que ha quedado hasta este día. Creo que en la tremenda aparición del alba, tan anhelada, se revela la dolorosa esencia autóctona de la religión maya.
Yukio Mishima