MÓNICA LAVÍN
"Cuando Antonia recurre a la terapeuta de un pequeño pueblo, es porque tiene un firme y único propósito: olvidar... olvidar el amor que la ha herido. Sin darse cuenta, ""la bruja"" -como le llaman a la terapeuta- empieza a depender cada vez más de las visitas de Antonia para poder evocar su propia historia y lidiar con aquello que había sepultado. Maletas, cuerdas, pañuelos, zanahorias, ríos y abrigos son algunos de los objetos de un ritual para dejar ir. ¿O convocar?"