ALLAN KARDEC
Cuando surgen nuevos asuntos, se necesitan nuevas palabras en aras de la claridad del lenguaje para evitar la confusión inherente a los múltiples significados de los mismos términos. Por ejemplo, las palabras espiritual, espiritista y espiritismo tienen cada una un significado bien definido. Dar a cada uno de ellos un nuevo significado para aplicarlo a la Doctrina de los Espíritus sería multiplicar las ya numerosas causas de ambigüedad. En sentido estricto, el espiritualismo es lo contrario del materialismo y todos los que creen que hay algo dentro de ellos que es más que la materia son espiritualistas; sin embargo, de ello no se deduce necesariamente que deban creer en la existencia de los espíritus o en las comunicaciones con el mundo invisible. Por eso, en lugar de las palabras espiritual y espiritismo para designar esta última creencia, hemos acuñado y empleado las palabras espiritista y espiritismo. Estos dos términos reflejan su origen y su significado fundamental, y tienen así la ventaja de ser perfectamente comprensibles. Dejaremos al espiritismo su propio significado. Asi, diremos que el principio de la Doctrina Espírita o Espiritismo se basa en la relación entre el mundo material y el mundo invisible, estando este último habitado por seres conocidos como espíritus. Los adeptos del espiritismo serán llamados espiritistas.