BROOKS, MICHAEL
La belleza de la física queda resumida en un simple hecho: un niño puede plantear preguntas que ningún profesor puede contestar. De hecho, descubrir las "grandes cuestiones" de la física es algo así como buscar paja en un pajar. Cuando se trata de la física, parece que no existen preguntas pequeñas. Una cuestión o experimento aparentemente insignificantes conducen a menudo a profundos descubrimientos. Por ejemplo, sólo hay un paso desde preguntar si las leyes de la física pueden cambiar alguna vez, o pueden violarse, hasta plantearse si acaso queda espacio para un creador. Y tampoco se detiene ahí la cosa. La física nos dice que un creador no tiene por qué ser divino; podría ser que viviéramos anidados dentro de un número infinito de universos, cada uno de ellos creado por una especie sólo ligeramente más inteligente que su mayor creación. Incluso podemos estar destinados a convertirnos en creadores de un universo.