SIN AUTOR
Decía Platón: Quién accede a la mirada de los mundos internos, se coloca en la visión de los observadores benditos. Frase que parece sugerirnos que para mirar a las imágenes y leer los textos de este libro es necesario apartarnos de la mojigatería. El hombre de hoy extraviado en un laberinto de dudas y de vacíos existenciales, no tiene más remedio que seguir montado en esta mula vida, donde dormir cada noche es el ensayo de un sueño mayor, pues cuando ya no hay respuesta ni discusiones con el destino, vamos entendiendo que la muerte está cerca de lo que nos imaginamos. Nezahualcóyotl escribió: "Toda la redondez de la Tierra es un sepulcro, no hay cosa que sustente, que con título de piedad no la esconda y la entierre". Y hoy la ciudad ilustrada, opulenta y cristiana, levanta acusaciones de realismo grotesco contra las devociones populares, tanto las que perviven como las que durante siglos han permanecido soterradas. La religión, en su obsesiva necesidad de dominarlo todo, nos ha hecho olvidar nuestro ser ritual, expresivo y ceremonial. Todo lo mexicano tiene su lado ídolo, una resistencia del imaginario ancestral que pervive a lo largo de la historia moderna y en la que México nunca muere, exactamente como Dios en el himno de las regiones de Oaxaca y Chiapas.
