APPENDINI, GUADALUPE
El inicio de cualquier tradición narrativa está en las leyendas, las cuales son, junto con el mito, el germen de la literatura universal. En el caso de México posiblemente no hay otra palabra más significativa en el imagina-rio colectivo que leyenda. Todo lo que escapa a nuestro razonar se torna en leyenda, incluso los héroes, personajes y artistas nacionales, así como las realidades geográficas. Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Yucatán y Quintana Roo son los lugares donde estas hijas ilegítimas de la historia nacen, son las tierras donde comienza a gestarse, de boca en boca, el aire mítico, espectral de los sucesos contados en esta obra que ocurren entre la realidad y la fantasía; en esa autoría multitudinaria de hombres y mujeres, de viejos y jóvenes, se revela el modo de ser de los mexicanos, la identidad de un pueblo tan fascinante como el nuestro.