Oaxaca es también admirable por su arquitectura colonial, una expresión monumental sin la cual no se comprendería el barroco mexicano: la catedral de Oaxaca, el convento de Santo Domingo, el convento de Cuilapan son ejemplos de los edificios coloniales más antiguos de México. La belleza urbanística de su capital, por ejemplo, es tan deslumbrante que la UNESCO no dudó en 1987 en convertirla en Patrimonio Cultural de la Humanidad (junto con la zona arqueológica de Monte Albán).