MARTÍN MORENO, FRANCISCO (AUTOR)
«Los gobiernos civiles no deben tener religión, porque siendo su deber proteger la libertad que los gobernados tienen de practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna.»
-Benito Juárez
La actuación del clero católico en el trágico y dolorido siglo XIX mexicano esconde un sinnúmero de respuestas para explicar la conformación de nuestro país. La jerarquía eclesiástica acaparó la riqueza durante más de tres siglos, y se coludió con militares para derrocar gobiernos como el de Juárez e instaurar tronos como los de Iturbide y Maximiliano. También se opuso al arribo de las ideas renovadoras de la Revolución francesa, rechazó con las armas el progreso y se prostituyó al utilizar el púlpito y los confesionarios a favor de sus intereses terrenales. Por si fuera poco, impidió la alfabetización de las masas y concentró la educación en los privilegiados, impidió la importación de libros con ideas contrarias a sus intereses y ejercitó la censura periodística recurriendo al secuestro y la tortura. La institución clerical esquilmó a la sociedad, excomulgó a quien jurara la Constitución de 1857 y defendió con cañones sus fueros; detentaba más del cincuenta por ciento de la propiedad inmobiliaria del país y tenía bancos, hipotecarias, policía secreta y cárceles clandestinas. Gozaba de exenciones fiscales, cobraba diezmos apoyándose en la fuerza pública y financió guerras, como la de Reforma, invitando a los feligreses a matar con indulgencia plenaria.
Francisco Martín Moreno incursiona con su prosa, tan intensa como reveladora, en el siglo XIX, para arrancarle secretos celosamente guardados a través de una novela impetuosa en la que el amor es también protagonista.