SANCHEZ, MIREYA / SANCHEZ VELASCO MIREYA
En las cartas de amor, en los diarios, en los discursos oficiales, en los mensajitos de celular, correos electrónicos y hasta en doctos documentos, la ortografía es y ha sido poco menos que un dolor de cabeza. El estilo de vida contemporáneo, vertiginoso en sus tiempos, inclemente con sus formas, deja poca oportunidad a la reflexión y al estudio de temas, otrora capitales, como la enseñanza y el aprendizaje de la ortografía. Por más que obtengamos y descarguemos información fidedigna de prestigiosos sitios en Internet, y la sometamos a los correctores ortográficos de paquetería, jamás lograremos extirpar con dichas herramientas los dislates que llegan a surgir con el uso de vocablos de engañosa fonética: el cazo del genio y el caso de El Genio, por ejemplo, o con sustantivos y verbos de tramposa escritura: ¿sierras?, de inmediato, y cierras de inmediato, o bien, los dichosos monosílabos... ¿cómo quedamos, llevan o no llevan tilde?: tu casa, mía... y tú, casa mía... La consigna persiste, tal como antaño: debemos esforzarnos en ser competentes en ortografía. Creemos que la correcta escritura del idioma significa la obtención de la ´mayoría de edad´ (que no tiene que ver con los años), algo así como portar un carnet de identidad que nos acredita como miembros de ese inmenso colectivo que habla y escribe castellano, es el idioma de Sor Juana, de Gabriel García Márquez, de Jorge Luis Borges, de José Martí. Esta lengua nuestra tiene aún la oportunidad de hablarse y escribirse correctamente, y que sea, de paso, humilde homenaje a las grandes plumas de habla castellana. No se trata, entonces, sólo de escribir bien. Queremos que los estudiantes reflexionen sobre la norma ortográfica en el contexto de situaciones de escritura: textos literarios, recados, crucigramas, juegos de palabras, vocabulario, tareas escolares. Pero la pregunta que viene a la mente de los docentes, irremediablemente y como signo de estos tiempos de reformas educativas: ¿es posible enseñar ortografía desde una perspectiva constructivista? Sabemos que sí, por nuestras experiencias cosechadas en el aula y en la edición. Al existir una necesidad real de trabajar con la ortografía para poder hacer de los alumnos personas con mejores competencias, los maestros continúan en la búsqueda de nuevas y mejores estrategias y recursos didácticos. Editorial Progreso contribuye, entonces: Ortografía 1. Cuaderno de Actividades, esperando que sea un incentivo para los docentes en su tarea de trabajar constructivamente con la ortografía: no es una misión imposible. Los editores.