RAQUEL LEVINSTEIN
Después de nueve meses, Sebastián y Delia conquistaron el milagro de la vida. Con gran ánimo iniciaron la aventura, ansiosos por recibir la atención, el apoyo y el amor de sus queridos padres. Sin embargo, el cariño nunca llegó, y tuvieron que seguir su camino tristes y desilusionados. Quién hubiera pensado que, tiempo después, la vida uniría sus pasos para que ellos como adultos repitieran el milagro de la vida? Sebastián y Delia prometieron darles a sus hijos mucho afecto, mucho más del que ellos habían deseado, pero el hueco que llevaban en el corazón dificultó su misión. Solo con auténtico amor y conciencia podrían regalarles a sus pequeños la gran estrella que representa todo el cariño del universo.