ESCALANTE, BEATRIZ
Durante años, a nuestras sociedades les ha gustado suponer que la justificación del crimen es la pobreza. Tal vez. Es innegable que en la vida real puede haber gente buena tratada con injusticia, como el personaje de Víctor Hugo, en Los Miserables, Jean Valjean, un hombre honesto a quien se castigó con todo el peso de la ley por robar una pieza de pan: una víctima de una sociedad injusta y desesperada, hay una evidencia que muestra lo contrario: ni todos los pobres roban ni todos los ricos son ejemplares. La codicia, el rencor social, la corrupción y la falta de castigo promueven que el deseo de abusar se convierta en acto, precisamente porque no hay quien lo impida. Los adolescentes se encuentran en peligro, lo mismo de ser víctimas que de convertirse en seres crueles e implacables.
