LOWRY LOIS
La gente también necesitaba a Mati. Confiaban en él para distinguir los senderos, para recorrerlos sin riesgo y para llevar a cabo las misiones que requerían un viaje por espesos bosques de caminos intrincados y laberínticos. Llevaba mensajes para ellos. Era su trabajo. Pensaba que cuando llegara la hora de la asignación de su nombre verdadero, Mensajero sería el elegido. Le gustaba cómo sonaba y estaba deseando que le dieran ese título. Pero esta tarde Mati no iba a llevar ni a recoger ningún mensaje, aunque le hubiera dicho una mentirilla a Ramón al afirmar que lo haría. Se dirigió al claro que le era familiar, un lugar situado detrás d una frondosa arboleda de afilados abetos. Saltó con destreza un pequeño arroyo y dejó el desgastado sendero para pasar entre dos árboles. (...) Necesitaba privacidad para esa - cosa que había descubierto sobre sí mismo: un lugar para comprobarla en secreto y para sopesar el temor que le provocaba su significado. (...) Encontró lo que había ido a buscar. (...) Aunque en cierta forma hubiera deseado no hallarlo. Su futuro daba un giro misterioso e inesperado.